"Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando.
Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información”.
-Rodolfo Walsh- ANCLA (Agencia de Noticias Clandestina)

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Un espectáculo de terror

CNN oculta los crímenes del imperio tras su falsa filantropía


Un espectáculo idéntico a la entrega de los Óscar fue producido por CNN para mostrar, el día de Navidad, su “reconocimiento” a la caridad de quienes tratan de aliviar sufrimientos que sus amos y patrocinadores causan en todo el mundo. CNN, encargada de ocultar los crímenes y saqueos del imperio mintiendo, manipulando la información y pervirtiendo el criterio de su audiencia presentó un nauseabundo espectáculo imperial como corolario de actividades en el que ingenuos, enajenados y demonios interactuaron para convencer a las audiencias de su “filantropía”.

La escena surrealista del rescate de los mineros chilenos que tuvo tres días completos de difusión en su momento, abrió el espectáculo. Se levantó el telón y los mineros avanzaron al proscenio del gran teatro, la audiencia compadecida se levantó a aplaudirles con lágrimas en los ojos. Fueron “héroes” por haber sobrevivido al accidente de una mina que no tenía medidas de seguridad, por soportar las prácticas esclavistas de los dueños de la mina y por presentarse como figuras de circo ante una burguesía que no se conmovió ante el golpe de Estado fabricado por Estados Unidos contra el gobierno legítimo de Salvador Allende que les había mejorado sus condiciones de trabajo y que provocó 30.000 muertos y 200.000 desaparecidos.

Bajo la fórmula de los “Top Ten” el presentador estrella Anderson Cooper presentó a estrellas de cine y celebridades como Marisa Tomei, Jerome Butler, Kiefer Sutherland, Renée Zellweger, Halle Berry y Demi Moore, con música de Bon Jovi, Tom Legend y Sugarland en los entreactos, para presentar a los nominados para el premio CNN “Heroe of the Year”.

El patrocinador oficial fue Johnson & Johnson y entre los anunciantes del maquiavélico espectáculo estaban laboratorios como Astra-Zeneca, Bristrol-Myers, Wyeth… Es decir, las multinacionales que acaparan el 58.4% del mercado mundial de farmacéuticas, valuado en 322.000 millones de dólares, el sector que tiene más ganancias netas de todos los rubros industriales del planeta. Son también los mayores productores de semillas transgénicas y agrotóxicos del mundo. Estas empresas forman parte de la asociación PhRMA (Pharmaceutical Research and Manufacturers of America) y ejercen su cabildeo en gobiernos y organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud y la OMC, logrando normativas que fortalecen sus derechos monopólicos y sus privilegios. Cancelan el derecho de las poblaciones de los países del Tercer Mundo a usar y producir las medicinas que necesitan. Erosionan y desarman los sistemas de salud autónomos de las comunidades para convertirlas en consumidoras obligadas de productos farmacéuticos comerciales.

Johnson & Johnson y otras corporaciones aportaron ocho millones de dólares para distribuir panfletos del tipo “Si usted es madre, PERDERÁ. Perderá su casa, a su familia, a sus hijos (¡los niños pertenecerán al Estado!)” para evitar que Hugo Chávez ganara la elección en Venezuela. Sus objetivos fueron campesinos, estudiantes, pequeños empresarios, etc. Métodos ya utilizados para sembrar el pánico entre los chilenos en 1973 y preparar el aplastamiento de Allende y la dictadura de Pinochet.

Johnson & Johnson es una de las empresas que están en la lista roja de Greenpeace porque contribuye a nuestra exposición diaria a tóxicos peligrosos a través de champús sin querer asumir la responsabilidad que tiene con la salud pública. Las principales cadenas de supermercados vietnamitas retiraron los champús infantiles de Johnson & Johnson después de que un estudio les acusara de contener trazas de componentes cancerígenos, (“Than Nien News”). Un informe de la asociación estadounidense Campaign for Safe Cosmetics (CSC), alertó de que 28 de los 48 productos de baño examinados contenían dioxano y formaldehído, considerados cancerígenos por el Instituto Nacional estadounidense del Cáncer.

Dentro de la trayectoria de otras empresas anunciantes del macabro espectáculo como AT&T, Exxon Mobil, Mercedes Benz, Procter and Gamble y Audi encontramos también las perversiones capitalistas que provocan los sufrimientos que estos “héroes de CNN” tratan de aliviar, pero CNN oculta que las corporaciones que patrocinaron su espectáculo imperial son las causantes de la pobreza, la desigualdad, la injusticia y el crimen. Entre aplausos de pie, pucheros y lágrimas de una audiencia que se sometió al diseño de los think thanks para que les programen los pensamientos y los sentimientos fueron presentando a:

  1. - Macnus Macfarlane-Barrow, un escocés que tiene un programa de casas de alimentación en las que se le da de comer a 400.000 personas en 15 países. Este hombre, gracias a CNN, no sabe que el imperio británico colonial contribuye al hambre de 800 millones de personas en el mundo.
  2. - Susan Burton, ex prisionera, tiene un programa para ayudar a las mujeres estadounidenses que salen de prisión ofreciéndoles un espacio para que encuentren una rehabilitación. Ha recibido a 400 mujeres. Esta mujer ignora que la droga, la delincuencia y la situación de las cárceles en Estados Unidos está alimentado por un sistema de desigualdad e injusticia que CNN difunde y promociona.
  3. - Harmon Parker construye puentes en Kenia para que la gente no se ahogue al pasar por lugares que frecuentemente se inundan. CNN no ha informado a este hombre de que el capitalismo heredado del colonialismo británico y celosamente protegido por los Estados Unidos cada vez que asoma la posibilidad de implantar el socialismo, ha reducido a Kenia a la barbarie. Ni que la CIA ha "desaparecido" a la izquierda en ese país.
  4. - Guadalupe Arizpe de la Vega, mexicana y esposa de un prominente empresario tiene siete hospitales y 32 clínicas que atienden gratuitamente a heridos por la violencia y a mujeres que van a dar a luz cuando no poseen recursos para pagar los servicios de salud. Ahora vive en el Paso, Texas, adonde tuvo que mudarse por la violencia creciente en Ciudad Juárez, lugar en el que residía. Por supuesto las causas de ese problema no son tema para CNN.
  5. - Narayan Krishna, un chef que abandonó su trabajo en Suiza y se fue a la India para fundar Akshaya Trust en 2003. Desde entonces se ha dedicado a cocinar 1.2 millones de comida desayuno, comida o cena a los que no tienen hogar principalmente a ancianos. Esos ancianos que son abandonados a su suerte por el cruel sistema capitalista de los amos de CNN que se niegan a ofrecer garantías de supervivencia a estas personas.
  6. - Aki Ra, ex soldado de Camboya, se dedica a quitar las minas que él y los soldados pusieron causando la muerte y la mutilación en tiempos de la guerra y hasta la fecha. Él y su equipo han quitado alrededor de 50.000 minas y tienen además un hospital que atiende a huérfanos. CNN no cuenta que Henry Kissinger, asesor de su gobierno y "Premio Nobel de la Paz", dio su apoyo a los jemeres rojos que minaron los campos de Camboya, desplazaron multitudes y asesinaron a dos millones de personas.
  7. - Linda Fondren ha desatado una cruzada contra la obesidad. Tiene un programa gratuito de ejercicios y dietas, además de convencer a los restaurantes de que hagan comidas que no contribuyan a la obesidad. CNN promueve transnacionales de alimentos chatarra como McDonalds y una ideología que justifica cualquier acto contra la salud con tal de beneficiar al capital.
  8. - Dan Wallrath, tejano, construye casas a militares mutilados que regresan de la guerra y se las regala. De 2005 a la fecha ha construido cuatro casas y tiene cinco en construcción. Wallrath presentó a uno de los militares mutilados recitando lo que CNN le ha insertado en el cerebro: “está así porque fue a luchar por nosotros”, le ha ocultado que esos soldados fueron a la guerra para que la oligarquía imperial se apropiara y controlara los recursos de Iraq y Afganistán.
  9. - Evans Wadongo inventó una linterna solar a través de la cual los niños y niñas de Kenia pueden hacer sus tareas como una forma de contribuir a la educación y de minimizar la pobreza de no tener acceso a la electricidad. El agua de los glaciares del monte Kenia y las lluvias, principales fuentes de agua y electricidad de la nación, no están exentas de los efectos del cambio climático, del cual los principales responsables son los amos de CNN. Pero además el agua en Kenia es más cara que la Coca Cola, ésta como otras transnacionales se apropian de este recurso que cada vez es más escaso para los kenianos.
  10. - Anuradha Koirala de Nepal rescata a niñas que son víctimas del tráfico de menores, violaciones, abusos sexuales y prostitución en la frontera de Nepal e India. Las rescata, les provee de hogar, educación, tratamiento médico y psicológico y asesoría legal. CNN no informa de que la ideología capitalista en la cual el dinero es más importante que lo humano, promueve que se cometan este tipo de crímenes.

Y el ganador es… Anuradha Koirala. La audiencia burguesa con caros atuendos se levantó de las sillas de terciopelo sin poder contener el llanto y aplaudió de pie; la ganadora también derramó lágrimas de agradecimiento al haber sido premiada por CNN.

No voy a cuestionar el humanismo o la voluntad de ayuda al prójimo de estas personas. Tampoco el bien que hayan hecho. Sin embargo, resulta patético que sean utilizados, probablemente sin saberlo, para lavarle la cara al sistema y a los regímenes depredadores, principales causantes de los sufrimientos que ellas tratan de aliviar prestándose a este espectáculo criminal en el que CNN se promueve como filántropo. Es criminal porque enajena a millones de cerebros de la realidad. Todos en ese gran recinto teatral fueron, sabiéndolo o no, protagonistas de una grotesca obra de terror: zombis que aplauden a un verdugo que acuchilla por la espalda y lloran de emoción ante los espontáneos que ayudan al herido cuando el agresor los premia.

CNN satisfizo las necesidades psicológicas de una audiencia televisiva de millones dando información falsa, emocionándola, brindándole identidad, integrándola socialmente y evadiéndola de la realidad. Ocultó la verdad y brindó una imagen falsa de lo que este medio representa para el mundo: la mentira, la enajenación y el ejército comunicacional que protege los intereses corporativos que asesinan y saquean los recursos de las poblaciones.

Blanca Montoya http://www.rebelion.org/noticia.php?id=119423&titular=un-espect%E1culo-de-terror-

sábado, 25 de diciembre de 2010

Navidades y telediarios

Hacía tiempo que no encendía un aparato de TV para contemplar (ver completo sería un acto de masoquismo rubalcabesco) un telediario o noticiero a la borbónica, de esos que llenan el tiempo con paja para que su labor manipuladora cumpla el cometido que la dirección exige, como suele acostumbrar en el 99% de las cadenas nacionales.

Lo más divertido son los minutos que se dilapidan en informar a los telespectadores que “está nevando en toda Europa”, novedosísima noticia que se ilustra con reportajes en los que se ve un paraje cubierto de copos, una urbe, un pueblo, una autopista o un aeropuerto. Al parecer, el editor de un telediario, considera que la audiencia tiene todo el derecho a ver cómo es la nieve en Londres, mientras algunos viajeros se lamentan de su mala suerte por no haber podido embarcar.

Tras esa conexión, en la que París, Ginebra, Berna o Frankfurt aparecen rebozados de un blanco manto de armiño (que diría el cursi Javier Marías o el lamentable poeta Luis García Montero), se establece contacto con un reportero que comunica a millones de espectadores que “en Pamplona ha nevado, ha llovido y ha salido el sol”, algo impresionante por su originalidad ya que es rarísimo tal latigazo de la naturaleza contra la villa de San Fermín.

No acaba ahí la negrura y caspa informática que conduce en esta ocasión la dulce presentadora Ana Blanco, tan inimaginable en un film erótico como Rubalcaba defendiendo la democracia. Su mirada brilla en el instante en que nos anuncia que Lorenzo Milá va a hablarnos los platos preferidos en la Nochebuena neoyorquina. ¡Qué emoción¡ me digo, mientras el arroz se cuece en la cocina y dos huevos fritos con tomate aguardan lanzarse al plato junto a aquel. A esas alturas, el Telediario se ha comido diez minutos, informativamente hablando, para seguir conectado en el exterior de la península y enterarnos de que los noruegos comen bacalao desde hace 500 años. Ana parece que va a alcanzar el orgasmo cuando asegura que “después de la cena llega a todas las casas un personaje muy especial”, mientras sonríe como si viera la mismo Zapatero; pero no aludía al “Inútil de León”, sino al vikingo Papa Noel, enemigo o compañero de los Reyes Magos, que este año, por aquello de la crisis (pronunciada sin énfasis ni mohín) serán menos generosos con los ciudadanos de todas las edades.

Más emoción viendo otros platos típicos de estas fiestas ennegrecidas por los desalojos, la rebaja de las pensiones, el paro, la no condena de un delincuente como César Alierta porque su actividad mafiosa ya ha prescrito (Supremo dixit) y toda suerte de desgracias, valga el sarcasmo. Ana Blanco da paso al deporte, ese territorio ocupado por las multinacionales y los escándalos, centrado en el fútbol, vía felicitación navideña a los desposeídos y mendigos, en el que las estrellas del balompié, caricaturizados convenientemente, se reúnen para saludar a la audiencia y desearla una Feliz Navidad sin un duro en la cuenta.

Por la pantalla, para animar a los millones de personas que cenarán lo que se pueda, con la rabia en el cuerpo por tamaña manipulación de la realidad, mientras se hurta al espectador la decisión de la directiva de El País por rebajar el sueldo de sus trabajadores en un 50%, la persecución por parte de la policía española, insólita y aberrante desde todos los puntos de vista jurídicos, de la ciudadana francesa Aurore Martin por asistir a mitines de un partido legalizado en Francia, como es Batasuna; la nula información sobre los bonos de deuda que vende el gobierno de ZP, para que los próximos 5 años sus señorías puedan seguir dictando medidas para salvar a los banqueros y empresarios; el silencio absoluto sobre el masivo envenenamiento de civiles en Panamá, por un compuesto químico contenido en un jarabe, que ya costado la vida a 200 civiles y miles de afectados.

Pero, eso sí, un minuto para contemplar, con el rostro crispado de la Dulce Ana Blanco, cómo una decena de agentes venezolanos lanzaban agua contra cien escuálidos que arrojaban a su vez piedras, ladrillos, bolas metálicas y otros objetos. Creía que la noticia radicaba en la posibilidad de que el líquido elemento estuviera en plena ebullición, a 100 grados, pero resulta que era fría.

Me toco el pulso y miro el reloj. Han sido 50 minutos de pánico informativo, de auténtica demostración de lo que no debe ser un espacio en el que se destaque lo más importante de cuanto acontece en buena parte del globo.

Navidades blancas, ordena Oliart, Navidades grises (de los de antes) para muchos, Navidades negras (a lo Obama) para millones de jóvenes y ancianos, de desheredados por los recortes salariales, de miles de mujeres maltratadas, de presos políticos o no, que no pueden beneficiarse de las normas de la Ley Penitenciaria porque, desde Caamaño al Supremo, desde Conde Pumpido al Constitucional se apuesta por un quinquenio de cárcel, represión, ruina económica, golpes a los manifestantes, bestialidad nacional y, para rizar el rizo, Las Gilipolleces del Borbón en el Portal de Belén. Que caiga la mierda sobre todos los culpables.

Carlos Tena http://www.rebelion.org/noticia.php?id=119258&titular=navidades-y-telediarios-

jueves, 16 de diciembre de 2010

EE.UU.: ¿pqé sois t estpds?

Ignorancia y valor en la era de Lady Gaga

Si uno pasa mucho tiempo con gente que piensa, la conversación termina por pasar al tema de los serios problemas políticos y culturales de nuestros tiempos. Como por ejemplo: ¿Cómo pueden ser tan descerebrados sistemáticamente los estadounidenses? Gran parte del mundo, y numerosos estadounidenses, se hace esa pregunta al ver como la cultura de EE.UU. cae como un mastodonte apaleado que se desploma en un pozo de brea del Pleistoceno.

Una explicación podría ser el efecto de 40 años de pulpa industrial de pollo frita en abundante aceite y gaseosa Big Gulp de más de 1 litro. Otra podría ser la cultura pop, que no es cultura en absoluto, claro está, sino mercadeo. O podríamos culpar al autismo digital: ¿Habéis observado a los simios informáticos en el subte pinchando sus artefactos digitales, acariciando sus pantallas táctiles durante horas? ¿Esas crispadas cejas neolíticas sobre esos ojos rojos entrecerrados?

Pero una explicación más razonable es que: (A) ni siquiera sabemos lo que estamos haciendo, y (B) nos aferramos a instituciones que se dedican a asegurar que nunca lo descubramos.

Como demostró genialmente William Edwards Deming, ningún sistema puede entenderse a sí mismo ni por qué hace lo que hace, incluido el sistema social estadounidense. Sin saber nada de por qué su sociedad hace lo que hace debido a un caso bastante horrible de intranquilidad existencial. Por lo tanto creamos instituciones cuya función es pretender que lo saben y así todos nos sentimos mejor. Por desgracia, también hace que los más sabios de entre nosotros –esas elites que dirigen las instituciones– sean muy ricos, o estén a salvo de las vicisitudes que afectan al resto de nosotros.

Directa o indirectamente comprenden que la verdadera función de las instituciones sociales de EE.UU. es justificar, racionalizar y ocultar el verdadero propósito de la conducta cultural del lumpenproletariat y conformar la conducta en beneficio de los miembros de la institución. “Eh, ¡son lumpen! ¿Qué queréis que hagamos?”

Los lectores que duden pueden fijarse en las instituciones sanitarias, las corporaciones aseguradoras, las cadenas hospitalarias, los lobbies de los médicos de EE.UU. Entre ellos han establecido un derecho perfectamente legal para esquilarnos a ti y a mí miles de dólares a su antojo. Que defendamos tan rabiosamente su derecho a despojarnos, a pesar de toda la información disponible en la era digital, desconcierta al mundo.

Hace doscientos años cualquiera habría pensado que el puro volumen de datos disponibles en la era de la información digital produciría estadounidenses informados. Los fundadores de la República, inmersos en la Ilustración y que creían que una ciudadanía informada es vital para la libertad y la democracia, se habrían vuelto locos de alegría ante la perspectiva. Hay que imaginar a Jefferson y Franklin de alta en Google.

La suposición fatal era que los estadounidenses elegirían pensar y aprender, en lugar de escoger a su antojo blogs y canales de televisión para reforzar su elección de ignorancia cultural, consumista, científica o política, pero especialmente política. Tom y Ben nunca habrían imaginado que nos dedicaríamos a buscar espectáculos prefabricados, ciencia basura y excitantes rumores como los death panels, a Obama como un musulmán socialista y la prueba bíblica de que Adán y Eva montaban dinosaurios en el Paraíso. En una nación que considera que la democracia es equivalente al derecho de cada cual a una opinión, por ridícula que sea, es probable que esto sea inevitable. Después de todo, los estúpidos escogen cosas estúpidas. Por eso se les llama estúpidos.

Pero si añadimos sesenta años de efectos contaminantes de la televisión en la mente, acabamos teniendo 24 millones de estadounidenses que miran a Bristol Palin retorciéndose en Dancing with the Stars, y luego cuando la entrevistan con toda seriedad en las redes de televisión como si fuera una noticia importante. La conclusión inevitable de la mitad del corazón de EE.UU. es que su mamá debe ser seguramente material presidencial, a pesar de que Bristol no sabe bailar. No es un cuadro edificante en Chattanooga y Keokuk.

La otra mitad, la mitad liberal, concluye que el que Bristol baile mal debe formar parte del plan de su diabólica madre para apoderarse del país, y ganar millones al hacerlo, por no hablar de enriquecer aún más a Tina Fey y a Jon Stewart. Es algo difícil para una mujer con cerebro de ardilla que pidió recientemente a un presidente negro que “refudiara” a la NAACP [Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color] (aunque en cierto modo yo también la ‘refudio’). La estupidez cultural es virtulamente responsable de cada aspecto de Sarah Palin, como persona y como icono político. Lo que, después de todo, puede ser un motivo bastante bueno para no “subestimarla”. A fin de cuentas, todavía hablamos de ella en ambos campos políticos. Y la mujer es DUEÑA de Huffington Post, por amor de Dios. Y no hablemos de una franquicia de la ignorancia cultural.

La estupidez cultural podría no ser tan mala si no fuera autorreproductiva y vírica, y propensa a colocar a gente estúpida en el poder. Todos nosotros, en algún momento, hemos mirado a un jefe y nos hemos preguntado cómo un torpe semejante pudo llegar a hacerse cargo del lugar.

En mi propio campo, el negocio de los libros, a los máximos buhoneros en ventas y mercadeo, vendedores de coches con grados universitarios, se les pone a cargo de editar la literatura nacional. De la misma manera, los generales del Pentágono pasan de matar bebés morenos en Iraq a ser presidentes de universidades y directores ejecutivos. En sentido opuesto, dirigentes empresariales como Donald Rumsfeld que se consideran comandantes en el campo de batalla e imaginan que sus empleados son tropas que deben ser “desplegadas”, se encuentran felices ventoseando detrás de los escritorios en el Pentágono. Sobre la base de su malentendido de que El arte de la guerra de Sun Tzu sería un libro de negocios, son seleccionados por dirigentes nacionales igualmente ilusionados para lanzar una guerra real en nombre de los demás.

Pero el daño más amplio se hace a niveles operativos más mundanos del imperio estadounidense por los clones del imbécil más promocionado en la oficina de la esquina en la que trabajas. Por lo menos un estudio demostró que la selección aleatoria para promociones corporativas contrarresta significativamente el efecto. Y la investigación vuelve a confirmar lo que es de dominio público en cada bebedero de los sitios de trabajo del país.

Guárdenme mi sitio en el gulag. Voy a Wal-Mart

La ignorancia cultural de uno u otro tipo se apoya y alimenta en cierta medida en todas las sociedades, porque la mayoría obtiene beneficio material de su mantenimiento. Los estadounidenses, por ejemplo, obtienen beneficios en el terreno de la ignorancia cultural –especialmente los Babbit de clase media– de la ignorancia cultural generada por el híper-capitalismo estadounidense en forma de riqueza basura.

La ignorancia intencionada nos permite gozar de mercancías más baratas producidas mediante el trabajo esclavo en el extranjero, y cada vez más en el interior, y sin embargo damos “gracias a dios por su prodigalidad” en las iglesias de la nación sin una traza de culpa o ironía. Permite el robo brutal de los recursos y bienes de naciones más débiles, por no hablar de la destrucción capitalista en su fase final –agotando todos los recursos del planeta que sustentan la vida humana.

La defensa estadounidense, en esas raras ocasiones en la que se presenta, dice aproximadamente: “Bueno, hijueputa comunista, yo nunca he visto una maquila y no tengo a chicos asiáticos encadenados en el sótano. Por lo tanto tengo lo que el gobierno llama denegación plausible. ¡Anda y jódete!”

Uh, no mires ahora, pero los "banc-didos" son tus dueños, tu país se ha convertido en un gulag de trabajo/Estado policial y la mayor parte del mundo te odia.

Un clima intelectual estadounidense tan próspero posibilita que las elites capitalistas retengan y racionen recursos vitales como la atención sanitaria, simplemente subastándola a los ricos. Los estadounidenses no lo llegan a comprender porque el hecho más importante (que un montón de gente no puede permitirse el lujo de la oferta y por eso muere temprano) nunca recibe la misma oportunidad que la propaganda política capitalista, es decir, que si damos atención médica gratuita a bebés de bajos ingresos con labio leporino, una ola de leninismo se apoderará de la nación. Es ignorancia cultural. La inhalamos todos los días.

Pero que los estadounidenses demasiado pobres para comprar atención sanitaria voten por mantener el proceso de subasta corporativo, es estupidez cultural.

(Detengámonos un instante para mesarnos los cabellos y gritar ¡¡¡AAAAAAGGGGGHHHHH!!!)

Como dice la vieja canción: “Decidles que no saben, no saben, no saben”. Me atrevo a decir que incluso si lo supieran, no sabrían por qué. Las verdades elementales se nos escapan por la afluencia de basura y la propaganda. Nos entierran bajo un diluvio de mercancías que sugieren que todos somos ricos, o por lo menos más ricos que la mayor parte del mundo. Una montaña de zapatos baratos, coches, iPods, cantidades ridículas de alimentos preparados y todo el espectáculo de la congestión definen, y se imponen, como “calidad de la vida” bajo el capitalismo de mercancías materialistas. Los bienes que tenemos en nuestras garras triunfan sobre lo filosófico e incluso de las principales consideraciones prácticas. “¡Podré morir temprano por comer subproductos vacunos no identificados bañados en desechos de productos químicos, pero moriré dueño de una televisión de alta definición de 65 pulgadas y un Dodge Durango nuevo automático de cinco velocidades con un Hemi V8 de 5,7 litros bajo el capó!”

Incluso la amenaza de tostar la vida planetaria no basta para liberar a los estadounidenses de esta desconexión. Como señala el profesor emérito de recursos naturales, ecología y biología evolutiva Guy R. McPherson: “un 79,6% de los encuestados en un sondeo de Scientific American no está dispuesto a renunciar ni a un solo centavo para anticiparse al riesgo de un cambio climático catastrófico. Sin duda los lectores de Scientific American están mejor informados que el público en general. Y sin embargo no pagarán nada para evitar la extinción de nuestra especie. En cierto modo, hace que uno se sienta todo acalorado y atontado, ¿verdad?

Oremos para que la próxima generación sea un poquito más perspicaz.

Den electrochoques a los nenes

El “modo de vida estadounidense”, cada vez más sospechoso, últimamente está muy vigilado por soldados y policías en nombre de que se nos mantenga, a los autodefinidos indolentes acostumbrados al lujo, seguros contra un mundo exterior envidioso. Ése que según el consenso cultural es un mundo que ahora mismo se llena los calzoncillos de explosivos y compra pasajes de avión a Moline. La ignorancia cultural dicta que la mejor manera de impedir que los terroristas extranjeros vuelen al país es humillar a los ciudadanos estadounidenses que vuelan al exterior. ¡Vamos, cachéame, manoséame, radiografía mi pene y por amor de dios, no permitas que alguien lleve una botella grande de champú a bordo! En un Estado policial obediente que adora la autoridad, el insulto físico y la vigilancia son demostraciones de seguridad.

También es lucrativo, y no sólo para los fabricantes de escáneres. El alboroto por los escáneres corporales y el manoseo de entrepiernas provee a los medios de combustible excitante para los ratings, aumentando así los costes de la publicidad en la televisión, que se añaden al precio de los productos que compramos. Por lo tanto pagamos para que nos insulten, nos asusten a fondo y para que conformen en secreto nuestra conducta. Bajo el capitalismo al estilo estadounidense, esa cinta de Moebius de la ignorancia cultural se denomina una situación en la que todos ganan.

También nos distrae convenientemente del insulto humano que practicamos diariamente unos contra otros, como resultado de la desinformación cultural fabricada por el Estado –el miedo. Diez años de alertas naranjas y alarmismo tras el 11-S nos han llevado a sacar algunas conclusiones culturales paradójicas.

Desviémonos brevemente hacia una de esas paradojas. Por ejemplo, podemos usar electrochoques [taser] para lograr seguridad y tranquilidad. Sí, no es bonito, pero usar electrochoques contra la ciudadanía es indispensable. Y además, en estos días de alto desempleo, representa un sueldo para alguien –usualmente el tipo que estaba sentado feliz detrás de nosotros en la escuela primaria comiendo tiza.

Con policías con taser en sus manos en miles de escuelas, incluso en escuelas primarias (una manifestación cultural bastante extraña para comenzar), huelga decir que las muertes y heridas infligidas a los escolares conducen a que los abogados especialistas en daños personales griten ¡Eureka! y sueñen con nuevos veleros recreativos anclados en Martha's Vineyard. Son las recompensas del trabajo justiciero mediante ignorancia cultural.

En todo caso, la probabilidad de un suculento litigio se acepta como una compensación satisfactoria para cualquier grito o escrito en los corredores de nuestras escuelas. ¿Qué son 50.000 voltios y un poco de daño en los nervios en comparación con la posibilidad de un subidón en las tarjetas de crédito, mejorar el transporte de la familia y tal vez remodelar la cocina?

Pero tenemos que concentrarnos en el tema de la ignorancia cultural, sobre todo porque escribí el título primero y estoy determinado a mantener una cierta ilusión de un tema, o por lo menos atiborrar de chorradas al lector para que piense que lo hago.

Por lo tanto…

Se puede decir con seguridad que la ignorancia cultural consiste en no formular nunca preguntas racionales y sensatas. Pero también incluye las preguntas extrañas que sí lo son. Por ejemplo, una de las preguntas que se hacen sobre los electrochoques a los escolares es: ¿Cuál es el peso de un niño para poder aplicarle un electrochoque? (Los fabricantes del Taser dicen que 27 kilos.) De alguna manera, según el razonamiento prehistórico de este viejo, suena como la pregunta equivocada, por no hablar de que por su propia naturaleza nos aleja de la realidad cultural.

La verdad es que vivimos en una sociedad que aprueba que se semielectrocute a sus propios niños sobre la base de que no es letal, y por lo tanto no es una verdadera electrocución. Proviene de la misma tendencia de crueldad cultural que piensa que la semiasfixia por waterboarding no es tortura, porque pocas veces es fatal.

No es que sea poco compasivo hacia comunidades estadounidenses que están dispuestas a pagar con dineros públicos las tasers para las escuelas. Han demostrado ampliamente su compromiso afectivo hacia sus niños llevando el creacionismo y la pizza para el desayuno a las escuelas. Pero sigue existiendo la pregunta: “¿A qué tipo de sociedad se le ocurre aplicar electrochoques a sus propios niños?”

Los mafiosos de la información

La tarea del conjunto de nuestras instituciones es administrar la información cultural de manera que se nieguen los aspectos dañinos de las mafias que protegen mediante la legislación y que impulsan mediante la investigación institucional. Por eso la investigación muestra que las microondas de los teléfonos celulares causan pérdida de la memoria a largo plazo en las ratas, pero no dañan a la gente. Evidentemente, somos de un material mamífero diferente, más a prueba de balas.

Nuestro sistema híper-capitalista, mediante el control de nuestra investigación, de las instituciones mediáticas y políticas, expande y disemina sólo la información que genera dinero y transacciones. Evita, deja de lado o sesga la información que no lo hace. Y si nada de esto funciona, la información se exilia a algún rincón del ciberespacio como Daily Kos, donde no puede cambiar el statu quo, pero puede pregonarse como prueba de nuestra libertad de expresión nacional. Y para eso sirven los huevos podridos de los liberales de Internet.

El ciberespacio se siente por naturaleza muy grande por dentro, y sus grupos afines, que se ven a sí mismos en una auto-referencia conjunta y mutua, imaginan que su papel es mayor y más efectivo de lo que es en realidad. Es casi imposible comprenderlo desde dentro de la jaula de las ratas llamada EE.UU., altamente dirigida, tecnológicamente administrada, mercadeada y publicitada. Especialmente cuando los medios de propiedad corporativa nos dicen que es así.

Tomemos las recientes “revelaciones” de WikiLeaks, que conmocionaron al mundo sobre la mezquina miseria y estupidez de Washington, y difícilmente pueden considerarse revelaciones, sólo detalles más amplios de lo que todos ya sabíamos. Vamos a ver, ¿es una revelación que Karzai y todo su gobierno sean un nido de fraudulentos ladrones traicioneros? ¿O que EE.UU. sea hipócrita? ¿O que Angela Merkel sea intelectualmente árida? La principal revelación en el affaire WikiLeaks fue la reacción del gobierno de EE.UU. –de alinear firmemente la política de la libertad de expresión con la de China. Millones de nosotros en los guetos cibernéticos lo veíamos venir, pero nuestros gritos de alarma los lanzamos dentro de la campana hueca del ciberespacio.

Hay que considerar que esto lo escribo fuera de las fronteras y del entorno mediático de EE.UU., donde la gente contempla el desarrollo de la historia de WikiLeaks con más diversión que cualquier otra cosa.

El affaire WikiLeaks seguramente es un seísmo para aquellos cuyos traseros aprovechan las intrigas de la elite diplomático. Pero en el cuadro general no cambiará la manera en los grandes lagartos de la política global, el dinero y la guerra, han hecho negocios desde la época feudal –es decir con un desdén arrogante por todos los demás. El suyo es un sistema antiguo de dominación humana que sólo cambia nombres y metodologías con el paso de los siglos. Dentro de dos años, poco habrá cambiado la vieja historia de los pocos poderosos sobre los numerosos impotentes. En este drama dominante, Obama, Hillary y Julian Assange son protagonistas pasajeros. Ver con tan apasionado interés el sudor, las fétidas maquinaciones de nuestros jefes supremos sólo impide que veamos el cuadro general –que ellos son los protagonistas y nosotros los peones.

A pesar de todo, yo por mi parte estoy a favor de dar a Assange la Médaille militaire, el premio Nobel, 15 vírgenes en el paraíso y mil millones en efectivo como recompensa por su valentía al hacer a la perfección la única cosa significativa que se puede hacer en esta situación –joder momentáneamente el control de la información del gobierno. Pero no es “estimular potencialmente una nueva era de transparencia del gobierno de EE.UU.” (BBC)

Lo que nos hace volver al tema de la ignorancia cultural. Por 10 puntos, ¿por qué se vio obligado a hacer, para comenzar, Julian Assange lo que supuestamente debería haber hecho la prensa mundial?

Boletín: PayPal ha cedido a la presión gubernamental y cerró la cuenta de WikiLeaks para donaciones. Sin embargo, dejan que PayPal mantenga sus clientes de pornografía y prostitución.

El engaño de la transparencia

Es una forma de ignorancia cultural creer que en algún momento hemos tenido el control y que nuestro gobierno ha sido de algún modo más transparente en el pasado. Es comprensible que las sociedades que caen en la obsolescencia se nieguen a mirar hacia adelante y que se adhieran a sus mitologías del pasado. En consecuencia, tanto liberales como conservadores en EE.UU. viven de mitos de acción política que murieron en Vietnam. Los resultados son ridículos. El intento de los seguidores de Tea Party de emular los mítines de protesta de los años sesenta realizando manifestaciones patrocinadas por los beneficiarios más ricos del statu quo. Me imagino que para el participante promedio de Tea Party, el objetivo es “iniciar una nueva Revolución Estadounidense”, lanzando alimentos, gritando, amenazando y votando a cretinos. Los expertos en los medios proclaman que Tea Party es un “movimiento populista histórico”.

Ni populista, ni auténtico, es posible que el Tea Party resulte ser histórico, no obstante, parar joder aún más las cosas. Resultado integral de un espectáculo prefabricado (y por lo tanto carente de filosofía política cohesiva o de lógica interior), el Tea Party da bandazos por el paisaje político gritando a las cámaras y reuniendo a las víctimas de la ignorancia cultural en una especie de cruzada medieval de idiotas. Pero para el público estadounidense, ver al Tea Party en la televisión es prueba suficiente de su relevancia e importancia. Después de todo, las cosas no salen en la televisión a menos que sean importantes.

Los progresistas también tienen ganas de tener una revolución, en la que participan a través de peticiones en Internet y eventos mediáticos como el Rally libre de riesgo de Jon Stewart para Restaurar la Cordura, donde nadie arriesgó nada fuera de perderse un episodio de Tremaine. Verse en televisión fue prueba suficiente de la bondad del combate. A pesar de todo, el rally de Stewart fue histórico desde el punto de vista cultural; nunca veremos un mayor despliegue público de ironía posmoderna que se congratula a sí mismo.

Desde el punto de vista histórico, la ignorancia cultural es más que la ausencia de conocimiento. También es el resultado de una lucha cultural y política a largo plazo. Desde la revolución industrial, la lucha ha sido entre el capital y los trabajadores. El capital venció en EE.UU. y propagó sus tácticas exitosas por todo el mundo. Ahora vemos cómo el capitalismo global arruina al mundo e intenta superar esa destrucción aferrándose a sus ganancias. Un mundo obsequioso se arrodilla frente a él, orando para que los puestos de trabajos destruidos en el planeta caigan en su dirección. ¿Reducirá el capitalismo global irrestricto, con todo el poder y el impulso de su parte y motivado solamente por la cosecha mecánica de beneficios, a las masas anónimas en su camino hacia la esclavitud? ¿Hay quien cague en lo que se come?

Mientras tanto, aquí estamos, pasajeros estadounidenses en el microbús, acelerando hacia el Gran Cañón. Con el típico optimismo estadounidense a punta de pistola, nos convencimos de que vamos en un avión. Unos pocos chicos más inteligentes en la parte trasera murmuran sobre secuestro y de cómo dar media vuelta al bus. Pero el policía con su escopeta sólo acaricia su taser y sonríe. No es que uno mismo tenga el valor de enfrentar al Estado de vigilancia de seguridad. Claro que no. Salté por la ventana cuando el bus pasó por México.

Lo que EE.UU. necesita son pelotas

El jefe del Partido Republicano, Mitch O’Connell, dice que lo que EE.UU. necesita es que los republicanos dejen de darle la paliza a Obama, y que refuercen a los ya ricos eliminando sus impuestos y desplazando la carga sobre nosotros. Obama dice que EE.UU. tiene que encontrar la cooperación bipartidista con el partido de la inclemencia. Elton John dice que EE.UU. necesita más compasión (Gracias, no nos habíamos dado cuenta).

Lo que EE.UU. necesita realmente es una insurrección general de la gente, basada preferentemente en la fuerza y el temor a la fuerza, lo único que comprenden los oligarcas. E incluso en ese caso las probabilidades no son buenas. Los oligarcas tienen todo el poder, la policía, las cárceles y prisiones, la vigilancia y el poder de fuego. Por no hablar de una población dócil.

A falta de una insurrección abierta, una negativa a escala nacional a pagar los impuestos de la renta ciertamente causaría efecto. Pero EE.UU., en su sentido más amplio, está feliz en el sentido de que conoce la felicidad como un régimen inamovible de trabajo, estrés y consumo de mercancías. A pesar de lo que muestran las noticias, la mayoría de los estadounidenses siguen al margen de las ejecuciones hipotecarias, la bancarrota y el desempleo. De modo que arriesgar la pérdida de su ciclo de trabajo-compra-sueño en una insurrección les parece una locura total. Como a las vacas, los mantienen tranquilos en el puro sentido animal de ordeñarlos para obtener ganancias. El confort animal mata todo pensamiento de revolución. Diablos, la mitad de la humanidad se sentiría encantada con el promedio actual de ingresos de los estadounidenses.

Y además, la historia revolucionaria no existe para los estadounidenses. Las exitosas revoluciones del Siglo XX en Rusia, Alemania México, China, y Cuba se han fijado en nuestras mentes como terribles fracasos de la historia, porque todas menos una fueron marxistas. (La única revolución no marxista del Siglo XX, fue la Revolución Cubana de Fidel Castro).

De modo que si hablamos de cambio mediante la revolución, estamos hablando necesariamente de falta de condiciones porque lo que tememos ya tiene una vida en lo profundo de nuestra propia consciencia. El desacondicionamiento de la ignorancia cultural está enl centro de cualquier política insurreccional.

El desacondicionamiento también implica riesgo y sufrimiento. Pero es transformador, libera el ser de la impotencia y del miedo. Da rienda suelta a la quinta libertad, la libertad a una conciencia autónoma. Eso convierte el desacondicionamiento en algo como un acto tan individual y personal como sea posible. Tal vez el único auténtico acto individual.

Una vez libre de trabas por la ignorancia cultural auto-inducida y prefabricada, queda claro que la política en todo el mundo tiene que ver enteramente con dinero, poder y mitología nacional, con o sin algún grado de derechos humanos. EE.UU. tiene todavía todo lo mencionado en uno u otro grado. Sin embargo, para todos los efectos prácticos, como hacer progresar la libertad y el bienestar de su propio pueblo, la república estadounidense ha colapsado.

Desde luego, los que ya son ricos pueden seguir ganando dinero. También el millón o algo así de personas que son dueñas del país, y el gobierno utiliza su control para convencernos de que no hay un colapso, sólo problemas económicos y políticos que deben resolverse. Naturalmente, está dispuesto a hacerlo por nuestra cuenta. En consecuencia, se discute la economía en términos políticos, porque el gobierno es el único organismo con el poder para legislar, y por ello transforma en ley la voluntad de la clase propietaria.

Pero la política y el dinero nunca podrán llenar lo que es esencialmente un vacío público moral, filosófico y espiritual. (Esto último fue instantáneamente reconocido por cristianos fundamentalistas, por desfigurados por la ignorancia cultural que puedan estar) No hay muchos estadounidenses de a pie que hablen de este vacío. El lenguaje espiritual y filosófico necesario ha sido purgado exitosamente por la neolengua, la cultura popular, un proceso de uniformización humana disfrazado de sistema nacional de educación, y la inclemencia de la competencia diaria, que no deja tiempo para pensar en alguna cosa.

Y a pesar de todo el vacío, la falta de sentido del trabajo ordinario y la vacuidad de la vida diaria asustan extremadamente a los ciudadanos que piensan en las numerosas atrocidades incalificables, cámaras espía, pronunciamientos del Estado de seguridad, desaparición económica de ciudadanos y una intranquilidad general oculta. La maquinaria anónima del capitalismo ha colonizado nuestras propias almas. Si lo político no fue personal desde el comienzo, lo es ahora.

Algunos estadounidenses creen que podemos triunfar colectivamente sobre el monolito al que tememos y adoramos actualmente. Otros creen que lo mejor que podemos hacer es encontrar la fortaleza personal para aguantar y seguir adelante por las solitarias llanuras interiores del ser.

Hacer una de las dos cosas requerirá una liberación moral, intelectual y espiritual interior. Todo depende del sitio elegido para librar la batalla. O incluso de si se decide librarla. Pero una cosa es segura. La única manera de salir está en el interior.

Joe Bageant
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Joe Bageant es autor del libro: Deer Hunting With Jesus: Dispatches from America's Class War. (Random House Crown), sobre la clase trabajadora de EE.UU. También colabora en Red State Rebels: Tales of Grassroots Resistance from the Heartland (AK Press). Un archivo completo de su trabajo en línea, junto con los pensamientos de numerosos trabajadores estadounidenses sobre el tema de las clases puede ser encontrado en ColdType y en el sitio en la red de Joe Bageant: joebageant.com

Fuente: http://www.counterpunch.org/bageant12102010.html

jueves, 9 de diciembre de 2010

Españoles ¿sois idiotas?

Hay un problema laboral del colectivo de controladores aéreos que afecta al 1,2% de la población española (600.000 personas) y casi todos saltáis como energúmenos pidiendo hasta el linchamiento de ese colectivo cuando el día anterior hacen otra reforma del sistema laboral más restrictiva, quitan los 420 euros de ayuda a 688.000 parados que están en la ruina y anuncian cambios drásticos a peor en la ley de pensiones que afectan al 80% de la población y nadie se indigna ni dice nada. ¿Sois idiotas?

Estáis pidiendo a gritos al Gobierno que se apliquen medidas que quitan el derecho a la baja laboral, a los permisos retribuidos y a las horas sindicales, sacar militares a la calle ¿sois idiotas?

Estáis leyendo que mintieron en los vuelos de la CIA, en el caso Couso, que González era la X del GAL, que gente del PP cobraba de la trama Gürtel, que hay políticos que cobran más de 230.000 euros al año, pero que nos cuestan más de 3 millones de euros, que la corrupción en la política no es excepción, sino norma, que ellos mismos se adjudican el derecho a cobrar la jubilación máxima con pocos años en las Cortes y a nosotros nos piden 40 de cotización, banqueros que consiguen del gobierno medidas duras contra los trabajadores y que tenían que estar en la cárcel por delitos demostrados de fraude fiscal y no decís nada, os quitan dinero para dárselo a esa gente que cobra cientos de miles de euros año, especula con nuestro dinero, defrauda a Hacienda y seguís callados ¿sois idiotas?

Tenéis una monarquía que se ha enriquecido en los últimos años, que apoya a los poderosos, a EEUU, a Marruecos y a todo lo que huela a poder o dinero, hereditaria como en la Edad Media ¿sois idiotas?

En Inglaterra o Francia o Italia o en Grecia o en otros países los trabajadores y los jóvenes se manifiestan hasta violentamente para defenderse de esas manipulaciones mientras en España no se mueve casi nadie ¿sois idiotas?

Consentís la censura en los medios de comunicación, la ley de partidos, la manipulación judicial, la tortura, la militarización de trabajadores sólo porque de momento no os afecta a vosotros ¿sois idiotas?

Sabéis quién es toda la gentuza de las revistas del corazón, futbolistas supermillonarios pero jamás escucháis a nadie como Saramago o Chomsky u otros mil intelectuales veraces y comprometidos con vuestros problemas ¿sois idiotas?

Si mucha gente responde sí, aún nos queda un poco de esperanza de conseguir acabar con la manipulación de los políticos y poderosos.

Si la mayoría contesta no, entonces estamos jodidos.

Fuente: http://www.noticiasdenavarra.com/2010/12/09/opinion/cartas-al-director/espanoles-sois-idiotas

domingo, 10 de octubre de 2010

Trofeos de Guerra

Las crónicas de Vargas Llosa en Iraq

A veces las cosas son tan sencillas que uno se deja llevar por el desánimo; son tan sencillas y funcionan con tan pocos elementos que no hay forma de cambiarlas. Lo más terrible que puede decirse de las relaciones de dominio -conyugales, económicas o coloniales- es que simplifican enormemente el universo mental de los implicados, reducido a las dos evidencias redondas que acompañan y legitiman desde hace miles de años el triunfo de la fuerza: la superioridad de los vencedores y la inferioridad de los vencidos. Un poco por pedantería y un poco por superstición -con la esperanza de aumentar la fragilidad de la trama al exagerar su complejidad- he buscado durante mucho tiempo acercamientos más difíciles, más ramificados, más elaborados. Pero me rindo. Todo es tan sencillo que sobrevivirá, tan plano que no caerá: cada uno de los gestos de eso que llamamos Occidente, cada uno de sus parloteos y parlamentos, sus juguetes, sus depresiones, sus periódicos, sus cestas de la compra, sus valores, cada uno de sus adornos de Navidad y cada uno de sus electrodomésticos, presupone y refuerza el más simple y tranquilo desprecio por el otro; el más bondadoso, amable, ingenioso y correcto desprecio por los demás; la más dulce, inteligente y moderada negación del prójimo. No se puede dominar al otro sin violencia; no se le puede violentar sin despreciarlo; pero los podemos despreciar tan cargados de razón, tan henchidos de humanidad y de moral que acabamos ironizando sobre nuestras víctimas, perfeccionándonos con su dolor y afilando nuestra capacidad de amar en sus muñones. El etnocentrismo es uno de los mecanismos de producción de identidad más primitivos de la historia; pero es la primera vez que una pequeña tribu de un remoto rincón de la tierra -que hoy representa a menos de la quinta parte de la humanidad- reúne la suficiente fuerza y aplica la bastante violencia como para imponer al resto del mundo su visión cerrada y sus costumbres particulares; tanta fuerza y tanta violencia, tan extendida, tan sin fronteras, que esa visión cerrada ha acabado por parecernos abierta y esas costumbres particulares han acabado por parecernos universales.
En este verano del 2003 en el que escribo estas líneas, la resistencia frente a la ocupación estadounidense aumenta en Iraq mientras disminuye en el resto del mundo. Y el simple y tranquilo desprecio de los otros vuelve a apoderarse de españoles y europeos, como el sueño de la siesta, abanicado por hazañas deportivas y ronroneos de famosos en cueros y alcaldes en camisón. A mediados de julio oigo en la televisión de un bar la noticia del verano: un grupo de indeseables, entre los que se encuentran "algunos inmigrantes", ha sido sorprendido haciendo fotografías a mujeres que tomaban el sol o se cambiaban de ropa en playas, vestuarios y piscinas públicas de Alemania. La justa cólera de las afectadas ha sido amplificada por la lógica solidaridad de la sociedad alemana y occidental, cuyo escándalo frente a esta operación de voyeurismo no consentido, intolerable agresión a la libertad individual, ha repercutido en toda una serie de comentarios e indignaciones mediáticas contra estos ladrones de imágenes cuya identidad cultural -se sobreentendía- no era ajena a su comportamiento irespetuoso. El lunes 4 de agosto leo en El País la crónica mandada por Mario Vargas Llosa desde Iraq. En ella nos cuenta con indisimulable admiración que su hija Morgana, desatendiendo sus consejos y provista de una abbaya , entró con él en la mezquita de Ali, en Nayaf, uno de los lugares santos del chiismo, y se puso a hacer fotografías. Entonces "un exaltado creyente" que allí rezaba se sintió incomprensiblemente ofendido y "le lanzó un manazo a la cara, que la cámara atajó". ¿Qué ocurrió después? "El guardaespaldas que la acompañaba se llevó las manos a la cabeza, indignado con esa manifestación de obscurantismo" al tiempo que "varias personas del entorno contuvieron y apartaron al agresor". Conclusión lógica del escritor: "las virtudes democráticas de la tolerancia, de la coexistencia en la diversidad, parecen ajenas a estos pagos". (Los subrayados, que son míos, dejan bien claro que uno es siempre más que varios cuando se trata de retratar la verdadera idiosincrasia de un pueblo). Al parecer los ladrones de imágenes de Alemania, entre los que había -insisto- "algunos inmigrantes musulmanes", no querían las fotografías para consumo privado sino para su explotación pública y comercial en internet, lo que sin duda subraya el carácter abyecto de su delito. ¡Qué bonito, en cambio, el reportaje fotográfico firmado por Morgana Vargas Llosa y publicado a todo color en el dominical de El País del 27 de julio, como anuncio y anticipo del "diario de Iraq" excogitado sobre el terreno por su padre y del que hemos extraído el pasaje anterior! El propio escritor había redactado las leyendas y al pie de estas imágenes de niñas, tenderos y funcionarios bagdadíes sorprendidos en sus actividades cotidianas, figuraban textos entrecomillados, como si se tratase de las declaraciones personales de los fotografíados, pero cuyos nombres y pensamientos se había inventado -según advertía discretamente la entradilla- el genio fértil del peruano. Es ésta la universal moral de nuestra tribu: son siempre ellos -aquí o allí- los que faltan al respeto y se propasan, los intolerantes, exaltados, agresores y abusones. Lo normal es que nosotros no aceptemos que nos fotografíen en nuestras playas o nuestras iglesias y que ellos acepten ser fotografiados en todas partes: mientras rezan, mientras trabajan o mientras se mueren. Lo normal es que nosotros protejamos nuestras costas de la "invasión" de los inmigrantes y que invadamos sus países con nuestros tanques o nuestros mercachifles. Lo normal es que los marroquíes se adapten en España a nuestra cultura y que los españoles en Marruecos vivan en fortalezas de lujo y clubes exclusivos donde pueden seguir comiendo tortilla de patata y consumiendo espárragos de la península. Lo normal es que, protegidos por guardaespaldas, disparemos nuestras cámaras (o nuestros cañones) y los iraquíes sean los "agresores". Lo normal es que defendamos nuestra "imagen" con uñas y abogados mientras a ellos les robamos no sólo su vida y su riqueza sino también su cara, su nombre y sus pensamientos. Lo normal es que nos preocupe mucho que nuestros políticos roben nuestro dinero y muy poco o nada que maten a extranjeros. Y lo lógico, con este concepto de normalidad, es que interpretemos la resistencia de los pobres y los vencidos a ser fotografiados (o esquilmados y asesinados) en clave cultural, como una superstición relacionada con el alma o como la natural renuencia de su religión, inscrita en las aleyas del Corán, a la democracia y la civilización. ¿No podría ocurrir que estos iraquíes fuesen en realidad como nosotros y no les gustase esta intromisión en su vida privada y en su libertad individual? No. Esto sería aceptar rebajarnos a la altura de aquellos a los que robamos, degradarnos al rango de los que matamos y, en definitiva, equipararnos a aquellos que despreciamos. Lo que a nosotros no nos gusta que nos hagan, debe gustarles a ellos porque se lo hacemos nosotros. El "escándalo" de Vargas Llosa ante la "agresión" sufrida por su hija demuestra el mismo simple y tranquilo desprecio por los otros que la indignación de los marines sorprendidos de que sus tanques Abram fuesen recibidos por disparos y no por vítores en su avance por el desierto iraquí. Los disparos y las fotografías deben ser unilaterales para que sean racionales; y si bombardeamos dulcemente sus ciudades, mutilamos con cariño a sus niños, nos quedamos honestamente con su petróleo, saqueamos desinteresadamente sus museos, les dejamos caritativamente sin electricidad ni agua, allanamos educadamente sus casas y luego vamos, acompañados de guardaespaldas, a fotografiar respetuosamente sus primitivos ritos, entonces el manotazo de "un exaltado" es, por contraste, irracional, fanático e incivilizado. Vargas Llosa quiere que admiremos la proeza de su hija y nos indignemos ante la intolerancia de su "agresor". Hay algo enternecedor en este orgullo paterno ante el carácter díscolo de una hija a la que no importa poner en peligro su vida con tal de poder despreciar la de los otros. La traviesilla, en compañía de su amiga Marta y de un matón, en alas de la aventura, "se mete a la mezquita ¡haciéndose pasar por una musulmana afgana!". Todo el que haya visitado Iraq (o cualquier otro país árabe) sabe de la ridícula consistencia de esta escena, orientada al mismo tiempo a alimentar los prejuicios de los ignaros, con esta visión exótica y "medieval" del país, y a excitar literariamente su paternidad engallada. Pero hay algo también enternecedor en la ingenuidad letrada con la que Vargas Llosa -al que hay que reconocer al menos sus lecturas- evoca sin citarla, en la hazaña de la hija bravía, la aventura de Robert Burton, el genial espía del imperio británico, excelente escritor y notable antropólogo, que a mediados del siglo XIX logró peregrinar hasta la Meca disfrazado de hakim afgano. Conmueve, sí, esta asimilación abusiva, fuera de toda proporción, entre una niña ignorante a la que habría que dar una buena azotaina (no por su temeridad, no, sino por su descortesía de niña mimada) y un extraordinario y versátil aventurero con el que sólo comparte la misma visión imperialista, un hombre que dominaba la lengua árabe y conocía las costumbres musulmanas hasta el punto de hacerse pasar sin sospechas durante meses por un médico pashtun. A un padre enamorado se le perdona todo. ¿No nos gusta ver a nuestros niños reír, aunque para ello tengan que destripar alguna que otra rana? ¿Y no nos indignaría que el jardinero les regañara? Pero este "enternecimiento", como la propia inspiración literaria de Vargas Llosa (que recupera así la más rancia tradición del orientalismo de los imperios coloniales decimonónicos), implica el desprecio espontáneo del otro, al que sólo se ve como ocasión o pretexto para subrayar las propias virtudes, militares o literarias. Es la moral universal de nuestra tribu: nuestra virtud, nuestro talento, nuestra reputación se forjan contra la salud, el bienestar y la vida de los forasteros. Es básicamente un problema de educación, de ese mínimo de reconocimiento de la existencia ajena cuyo último refugio es la cortesía. Yo no lo habría hecho así. Si sorprendiese a mi hija fotografiando cuerpos desnudos en una playa, le diría algunas palabras muy duras y le confiscaría la cámara durante unas horas; si sorprendiese a mi hija -yo, que soy también ateo, como Vargas Llosa- fotografiando a hombres que rezan en una iglesia donde está expresamente prohibida la presencia de cámaras, durante una misa o un funeral y en otro país, y eso después de una sangrienta invasión extranjera, le daría unos buenos azotes, le obligaría a pedir disculpas, uno por uno, a todos los presentes y luego la mandaría de nuevo a la Universidad a estudiar algo en serio. Y si uno de los orantes diese un manotazo a su cámara y varios acudiesen a defendernos, yo comprendería la reacción del primero y mostraría mi agradecimiento a los segundos y no tendría más remedio que reconocer, muy a mi pesar, que la mayoría de los cristianos de ese país pertenecen a la clase de gente más tolerante, generosa y civilizada del planeta. Vargas Llosa, que no viajó al Iraq supliciado por el embargo, viaja en este verano del 2003 al amparo de los tanques estadounidenses. Su pluma no es más que un instrumento ancilar de la invasión y la cámara de Morgana sólo la extensión natural de los misiles y los cañones. El derecho a entrar en la mezquita de Ali, a pasearse desenvueltamente por los lugares santos del chiismo y fotografiar a sus fieles no es el derecho de la civilización, la razón y la tolerancia; ni siquiera el derecho de la hospitalidad otorgado por un anfitrión reconocido; es el derecho del ocupante. Vargas Llosa está ocupando Irak con el ejército estadounidense, y su derecho es el derecho de conquista. Está tratando a los iraquíes como vencidos , con la simple y tranquila naturalidad de un cónsul romano que no distingue, entre las riquezas de su botín, hombres, jarrones y sextercios de oro. Lo entiende todo, con su refinada inteligencia, salvo que no guste su presencia allí. Para entender eso tendría que ser capaz de retroceder más acá de sus planas evidencias tribales y reconocer la existencia de los iraquíes, concederles una normal y universal humanidad, representarse sus sufrimientos y pedirles perdón por haber llegado demasiado tarde. El prefiere pensar que el "botín" se merece lo que le pasa y que hay algo en esas criaturas intrínsecamente incompatible con el cartesianismo, la tolerancia y la democracia. Las crónicas de Vargas Llosa merecerían un detallado examen, como expresión culta, exhaustiva y depurada del tranquilo y virtuoso desprecio por el otro propio de nuestra cultura; inconscientes o premeditados, se traman ahí todos los prejuicios, los tópicos, las medias verdades, las generalizaciones, las leyendas, los datos de oídas, los pintoresquismos, el repertorio completo de la literatura colonial que vuelve, al parecer, con el propio colonialismo. Pero Vargas Llosa sólo me interesa como ejemplo privilegiado y para ilustrar con este pasaje la cuestión crucial de las "imágenes", que es la cuestión misma del dominio en una época marcada más que ninguna otra -con su refrendo tecnológico- por la desigualdad de la mirada. La inquietante posibilidad técnica de liberar la imagen de un cuerpo y reproducirla ilimitadamente hace que por primera vez la explotación capitalista no se centre sólo en el eje físico del cuerpo. La fotografía ha exteriorizado el "alma", que a partir de ese momento se convierte, al alcance de la mano, en una mercancía, un objeto de disputa y una fuente de riqueza inagotable. También, claro, en un instrumento de dominio. El mercado medieval de las reliquias religiosas y el espectáculo de los triunfos romanos anticiparon de algún modo, limitados por su carácter metonímico, esta batalla por las "imágenes" que la técnica ha liberado definitivamente en los vastos espacios del comercio y la jerarquía. La iglesia o el príncipe medievales se tenían que conformar con comprar y vender una parte del cuerpo de un santo; los clubs de fútbol y las grandes multinacionales pueden hoy comprar y vender millones de veces el cuerpo entero -y todas sus gestos y posturas- de una estrella del balón. El cónsul romano tenía que conformarse con exhibir algunos signos de su victoria -los tesoros o los ropajes del rey derrotado-; hoy los gobiernos y los periódicos pueden exhibir ininterrumpidamente la genuflexión de los vencidos. En nuestros días un hombre tiene que cuidar de su cuerpo y de su doble. Hay dos clases de personas: aquéllas que pueden vender su imagen, como el esclavo Beckham, que es menos dueño de sí mismo que un negro en una plantación, porque ha renunciado también a los derechos sobre su alma; y aquéllos a los que roban su imagen después de robarles todo lo demás. Aquellos que venden su imagen se convierten en "marcas" (humanos marcados, como las reses, con el fuego de un logotipo). Aquellos a los que roban su imagen se convierten en "trofeos". Es verdad que sigue existiendo el concepto clásico, romano, del trofeo: los soldados estadounidenses, por ejemplo, subastan en internet (cruce elocuente de barbarie antigua y tecnología moderna) banderas, uniformes y cuchillos que arrebataron a los iraquíes inclinándose cuidadosamente sobre sus cadáveres. Pero el trofeo ahora es una ley, un modelo, una costumbre del ojo. Alain Gresh reproduce las declaraciones de un argelino tras el 11-S: "Es extraordinario, por primera vez somos nosotros los que estamos a este lado de la pantalla y ellos al otro. Habitualmente, son ellos los que nos ven morir en la televisión". Sería un magro y cruel consuelo, pero no es cierto. Porque desgraciadamente nunca hay equilibrio. Nuestra tribu protege tan bien a sus muertos como desprecia los de los demás. Nunca vimos las víctimas calcinadas, derretidas, descompuestas de las Torres Gemelas; nunca fueron trofeos. En un doble movimiento indisociable, nos ocultaron sus imágenes y nos dieron sus nombres para que conservaran su identidad humana y no pudieran ser tratados como objetos. Las de los iraquíes, en cambio, se exhiben porque son, han sido siempre trofeos, imágenes desprovistas de nombre o dotadas a lo sumo de uno arquetípico, como en el reportaje de Morgana y Mario Vargas Llosa. Trofeos militares, sí, pero sobre todo trofeos culturales, trofeos literarios, trofeos estéticos, trofeos -en suma- de nuestra superioridad natural. El triunfo a la romana, limitado en el tiempo y en el espacio, ha sido sustituido por este triunfo a la moderna en el que la tecnología, al servicio de los vencedores, permite poner ante nuestra vista permanentemente -y que aceptemos como un hecho natural- nuestra permanente victoria y la permanente derrota de los demás. Las crónicas de Vargas LLosa son sólo una muestra señera de una industria de la percepción que reduce a los iraquíes -a los pobres, a los sometidos, a los vencidos de todo el mundo- a la condición de trofeos eternos de nuestro majestuoso desprecio de los otros. Los fotografíados, los despojados de su imagen, los que no pueden proteger su cara -wuiyh en árabe, sinónimo de "dignidad"- son siempre los mismos: aquellos que están tan completamente a nuestra merced que lo mismo podemos descerrajarles un tiro que concederles una limosna. En nuestra tribu lo primero no es pecado y lo segundo es, por supuesto, admirado y elogiado; lo primero no nos hace sentir mal y lo segundo nos hace sentir muy buenos. Soy un iconoclasta. Los iconoclastas creían que el poder de Dios no podía quedar contenido y limitado en ninguna imagen material. Yo creo que la imagen del hombre no puede ser reproducida y explotada sin limitar su libertad. El primer día de bombardeos sobre Bagdad, el 19 de marzo del 2003, hice voto de pobreza visual y decidí -hasta el momento de la victoria sobre el capitalismo- renunciar a todas las imágenes en una sociedad que, como escribía Walter Benjamin hace ya sesenta años, "ha convertido no sólo la miseria, sino incluso la lucha contra la miseria, en un objeto de consumo". Los efectos colaterales de la satisfacción estética son desgraciadamente los mismos que los de la ambición económica y territorial, el beneficio empresarial y el expansionismo colonial: miles de niños muertos, mutilados, abandonados, despreciados. Pero -lo confieso- he visto una fotografía, una sola, porque a veces una imagen robada proporciona sobre todo la imagen del robo mismo. Es la foto de un padre y una hija (como lo son Mario Vargas Llosa y Morgana) heridos en una misma camilla. Como trofeos que son, no sabemos sus nombres y por eso casi ni podemos imaginar que tengan amigos o parientes que, al ver esa imagen, los reconozcan; se tiene la sensación de que han sido creados por la misma bomba que los ha hecho saltar por los aires y los ha puesto delante del objetivo. Y aún así impresionan, hieren, sacuden la conciencia. El es un hombre enjuto, menudo, de mediana edad, mal afeitado; abraza a su hija ensangrentada por detrás de la cabeza, como en un instintivo e inútil gesto de protección que hubiese sobrevivido -quizás la única cosa- al bombardeo. Lo terrible, lo monstruoso, lo que no podemos soportar es que él está llorando; está llorando como sólo los hombres lo hacen, aparatosamente, como una criatura, desarmado, desamparado, sin nada ya en que apoyarse para sentir vergüenza. Y lo terrible es que inmediatamente comprendemos por qué. No llora por el dolor de sus heridas, ni siquiera por el dolor mucho más importante del de su niña tronchada junto a su costado. Llora porque ha decepcionado la confianza de su hija, que lo creía fuerte y poderoso y que a su lado se sentía a cubierto de todo mal. Llora porque ese rayo del cielo ha revelado su secreto y expuesto a la luz del día su fracaso: ahora su hija sabe que es un hombre pequeño, vulnerable, insuficiente; que su amor es más débil que las esquirlas de un misil; que su brazo y su palabra no pueden salvarla de todos los peligros de este mundo. LLora y llora sin consuelo porque él es diminuto y su niña, de pronto, se ha hecho mayor. El máximo poder, la máxima seguridad de este mundo, la paternidad, ha sido derribada como un palillo por una bola de fuego -y una voluntad de juego. Una fuerza capaz de destruir esto tiene que ser necesariamente muy grande; pero una fuerza más grande que el amor y la confianza -en nuestra tribu y por todas partes- sólo puede ser un pecado. De este lado del mundo, hace ya mucho tiempo que no confiamos en la paternidad y por eso nos creemos -y creemos a nuestros hijos- completamente invulnerables. Creemos, más bien, en esa fuerza de destrucción (bolas de fuego y voluntad de juego) y en nuestro simple y tranquilo desprecio del otro. Después de todo, nosotros seguimos a este lado de la pantalla de televisión. ¿Es esto realismo? A un hombre se le roba su tierra, su casa, su familia, su fuerza, su salud y luego se le roba también su imagen. Se convierte así en un trofeo. Y cuando se le ha convertido en un trofeo mediante esta sustracción de cualidades; cuando ha sido limado, serrado, aislado y reducido a un despojo; cuando ya no tiene nada con qué defenderse, ni siquiera un lenguaje, entonces podemos quizás apiadarnos de él y hasta proporcionarle algunos cuidados. En nuestra tribu a esto le llamamos humanitarismo. Iraq ha sido devastado por los estadounidenses, sus niños bombardeados desde el aire por los estadounidenses, sus centrales eléctricas y potabilizadoras destruidas por los estadounidenses, su patrimonio artístico saqueado por los estadounidenses, muchos de sus hombres encerrados y torturados por los estadounidenses y su petróleo les ha sido arrebatado por los estadounidenses, pero afortunadamente a continuación llegaron los estadounidenses y empezaron a repartirles botellas de agua mineral. ¿Deberían sentirse orgullosos? El capitán Kevin Brown dirige la operación de distribución de salarios a ex-militares iraquíes en la calle A-Zaura de Bagdad y lo hace sin dejarse llevar por el rencor y refrenando al mismo tiempo la tentación de sentirse bueno: "No siento nada por ayudar a los que nos disparaban hace unos meses". Es la frase muy coherente de un invasor. El se limita a cumplir con sus deberes de criminal, con arreglo al nuevo código moral de nuestra tribu: matad, robad, humillad, pero acordados siempre de dejar una muleta y un dólar, aunque vuestros beneficiarios no os lo agradezcan. "Haz el bien y no mires a quién"; es decir, haz el bien incluso -incluso- a los que has matado de sed, de hambre, por enfermedad o por arma de fuego. Haz el bien incluso a tus víctimas. Este es el gran abismo moral que media entre el capitán Kevin Brown y esos a los que llamamos "terroristas" con un criterio más bien borroso para designar, sobre todo, su común falta de humanitarismo. Porque si, después de un atentado, los "terroristas" dejasen como regalo en el cuerpo de sus víctimas un billete de lotería para la familia o un vale para un gabinete psicológico, entonces Aznar y Bush los apreciarían tanto como a los marines, aunque siguiesen operando a mucha más pequeña escala y produciendo muchos menos muertos. ¿O no? Lo cierto es que la desaparición definitiva del espacio político tras el 11-S -con esa proliferación de leyes liberticidas en todo el planeta- ha simplificado enormemente el universo mental de nuestra tribu y la práctica de nuestros gobernantes. Todo es ya sólo cuestión de "terrorismo" o de "humanitarismo", dos conceptos gemelos, nacidos de una misma raíz y que comparten el mismo suelo ontológico: sólo se puede tratar de dos maneras a aquéllos a los que se ha negado incluso la voz y que apenas si pueden defenderse: o el exterminio o la limosna, al arbitrio de las estrategias puntuales de los partidos y los ejércitos. La gran operación "anti-terrorista" y la gran operación "humanitarista", gestionadas por las mismas fuerzas militares, presuponen la misma consideración acerca de sus víctimas-beneficiarios. Un hombre es un "terrorista" -y es ese vacío lo que nombra la palabra- en la medida en que se le priva de su condición política, en que se le despoja de toda capacidad para negociar, en que no se le reconoce ni siquiera el estatuto de "enemigo"; en la medida, pues, en que se le trata como a un inasimilable universal , fuera de los límites de la humanidad, un otro absoluto con el que no puede haber ninguna clase de diálogo y contra el que todo está permitido (incluso al margen del derecho, como en el caso de los así llamados "asesinatos selectivos" practicados por Israel y EEUU). Pero lo mismo ocurre con el "humanitarismo": sólo cuando a un hombre se le ha despojado de su casa, de su familia, de su tierra, incluso de su pasaporte, sólo cuando se le ha privado de todo aquello que le identifica como "humano" -según esa paradoja que ya señaló Hannah Arendt-, se invocan para él los derechos humanos. Es necesario haber deshumanizado radicalmente a un hombre, haberlo expulsado a golpes de la humanidad, para que sea tratado de un modo humanitario. "Terrorismo" designa la "inhumanidad" del que combate; "humanitarismo" designa la "humanidad" del que lo practica, y la idea misma del "humanitarismo" exige de algún modo la discontinuidad ontológica del beneficiario: se es humano con los humanos, pero humanitario con los perros abandonados. Es difícil imaginar mayor cinismo, mayor crueldad que la que entraña esta magnífica paradoja de la moral de nuestra tribu: los mismos que privan a un hombre de su humanidad, luego le dispensan cuidados humanitarios. Pienso en el caso terrible de Ali Ismain, el niño iraquí al que los compañeros brigadistas visitaron en el hospital a los pocos días de comenzar los bombardeos sobre Bagdad. Un misil estadounidense destruyó su casa, mató a sus padres, a sus hermanos y a toda su familia y le arrancó los dos brazos. Luego, en medio de una gran pompa mediática, los mismos que habían arruinado para siempre su vida le sacaron del país y le llevaron al mejor hospital de Kuwait. Cuando los estadounidenses se marchen, Ali Ismain dormirá en algún basurero de Bagdad y se apostará de día a la puerta del MacDonalds para recoger con la boca la limosna displicente de un nuevo rico. Sería ingratitud, y de las más negras, que se pusiera a pensar más bien en alguna forma para poder luchar sin manos. En este verano del 2003 en el que redacto estas líneas, nuestros bravos legionarios humanitarios han partido para Iraq como fuerzas de ocupación y bajo la égida de Santiago Apostol, y los mismos que salieron a la calle hace seis meses para tratar de impedir la invasión hoy les desean suerte en su misión. Pero es que la invasión estaba mal y esto es sólo peor. Aquello era un crimen y esto, en cambio, es un crimen mayor. A veces las cosas son tan simples -decía al comienzo de estas páginas- que uno se deja llevar por el desánimo. No nos desanimemos. Iraq existe. Iraq resiste. Y ni todo el humanitarismo del mundo, con su simple y tranquilo desprecio del otro, podrá acallar la trágica complejidad -irreductible a las evidencias de los poderosos- de lo que está aún por venir. Estoy seguro de que nuestros filántropos armados volverán pronto a casa. Y que Ali Ismain aplaudirá con las dos alas que no pudieron arrancarle y hará el signo de la victoria -no sé- con dos risas, dos rabias o dos chorros de voz.

Santiago Alba Rico
(Del libro “Crímenes de guerra” publicado por el Comité de Solidaridad con la Causa Arabe y que incluye el informe de los brigadistas sobre víctimas civiles, Madrid 2003).

sábado, 9 de octubre de 2010

"Hoy no trabajo por menos de 50 euros"

Italia: huelga de trabajadores inmigrantes en Campania

Trabajadores inmigrantes ocuparon ayer 16 rotondas entre las ciudades de Nápoles y Caserta para protestar por sus condiciones de trabajo. Uno de los lemas que exhibían era "Hoy no trabajo por menos de 50 euros". El objetivo de la huelga de ayer era protestar contra la explotación que conlleva el trabajo negro. Los inmigrantes ocuparon las rotondas porque es en las rotondas donde los caporales suelen recoger a los trabajadores para llevarlos a los campos. La protesta la han organizado el centro social Ex-Canapaficio, el movimiento de migrantes y refugiados, la Coordinadora antirracista y los centros sociales de Nápoles, y la razón es bien sencilla: la crisis ha agravado las condiciones de explotación de estos trabajadores.

A quienes no tienen permiso de residencia, al final de la jornada a veces ni les pagan; cuando los recogen en las rotondas, los trabajadores no saben ni por cuánto tiempo ni por cuánto dinero tendrán que trabajar; las jornadas pueden ser de 14 horas por 20 o 30 euros; otras por un bocadillo. Y si uno sufre un accidente laboral, lo abandonan a su propia suerte.

El Consejo municipal de Castelvolturno, la ciudad donde hace dos años la Camorra mató a seis trabajadores de nacionalidad ghanesa, pidió al ministro del Interior emplear a las Fuerzas del Orden que se enviaron tras la matanza a perseguir a los extracomunitarios. La política del gobierno nada hace para combatir la red de trabajo negro, esclavista que padecen estos trabajadores. No sólo no persigue a los caporales, sino que persigue a las víctimas.

La situación se vuelve explosiva en la zona. La extrema derecha convoca manifestaciones contra los inmigrantes y el alcalde hace declaraciones xenófobas, pero los inmigrantes han perdido el miedo y no quieren que se les consideren como brazos, sino por lo que piensan y lo que son.

"Esta ha sido sólo la primera cita -dice Alfonso De Vito, de la red antirracista-. El camino para acabar con esta espiral de explotación será largo". Mañana, la segunda cita: manifestación en Castelvolturno contra el racismo, la explotación y la Camorra.


martes, 28 de septiembre de 2010

Wikileaks publica documentación que muestra un plan para frenar el software libre en la Unión Europea

El site web especializado en la publicación de informes secretos y documentos filtrados en materia religiosa, corporativa o gubernamental, Wikileaks, ha publicado un archivo que demuestra un plan para frenar el software libre en Europa

Este archivo demuestra que Jonathan Zuck, presidente de Association for Competitive Technology (ACT) -una organización con estrechos lazos con Microsoft- y fundador de Americans for Technology Leadership, habría influido en la modificación de documentos de trabajo de la Unión Europea.

De que los lobbys de poder ejercen su presión contra las instituciones gubernamentales en virtud de sus intereses no cabe duda, y este documento publicado por Wikileaks lo demuestra perfectamente.


El documento en cuestión es un proyecto de trabajo desarrollado por expertos de la Comisión Europea. Este documento ha sido modificado por las organizaciones ACT y Comptia, que han estado infiltrándose en varios grupos de trabajo.


Estas dos asociaciones están haciendo todo lo que está en sus manos para tratar de ahogar la estrategia de software libre de la Unión Europea, y ayudando a Europa a que se cree un sector de software propietario exitoso.


Esta publicación demuestra como los grupos de presión influyen o tratan de influir en las decisiones que toman las instituciones europeas, pero en este caso llama especialmente la atención como uno de estos grupos que trata de influir en contra el software libre (ACT) tiene estrechos lazos con Microsoft, el mayor vendedor del software propietario del mundo.


Según Wikileaks se ha filtrado este archivo porque es importante que se haga público como la política está influenciada por los grupos de presión, y para que quede constancia de lo que está ocurriendo en la Comisión Europea.

http://guai.internautas.org/html/358.html

martes, 21 de septiembre de 2010

Desmontando excusas para ser un esquirol el 29-S

La Huelga General no sirve para nada. Seguramente no luchar ni hacerla debe servir para mucho más que tu actitud negativa. Ahora le contaré algunos datos que creo son ilustrativos. “La huelga de 1988 se saldó con una victoria histórica (retirada de la reforma laboral y el gobierno asumió reivindicaciones ofensivas de los trabajadores).

La huelga de 2002, como salió regular, sólo se pudo obligar a retirar un 80% de la reforma laboral. La huelga del 8 de junio contra el recorte de sueldo de los funcionarios fue un fracaso. En cambio la de Metro de Madrid fue un éxito y no pudieron aplicarles el recorte salarial”.

Esta es una huelga contra el gobierno socialista que ayudará a traer a la derecha: a la derecha sólo la trae una política que, desde una supuesta izquierda, defraude a los trabajadores, traicione sus intereses y haga la política del capital. La gente prefiere el original a la copia y su decepción se transforma en frustración que le lleva a dispararse en un pie, eligiendo a quienes darán una segunda vuelta de tuerca a su pérdida de derechos laborales y sociales. En todo caso, es el Gobierno del PSOE el que le ha hecho trabajo sucio a la derecha.

La huelga general tenía que haberse hecho hace dos años, cuando empezó la crisis, ¿por qué ahora? Ya es tarde: Hasta la aprobación de la Ley de la Reforma Laboral, con sus progresivos pases por el Congreso, el Senado y vuelta al Congreso, en los que el pacto con la derecha nacionalista (CiU, PNV) y las muletillas del PP la han hecho aún más antisocial, no se habían producido las agresiones que justificasen, para la mayoría de los trabajadores, oponerse a ella. Aprobada o no, una ley puede tumbarse en la calle, si hay voluntad para ello. ¿La tenía usted cuando empezó la crisis a finales de 2007 y en 2008 y 2009?

Los sindicatos CCOO y UGT son unos traidores. Esta huelga es para defender sus privilegios. Es de una enorme alegría comprobar su combatividad izquierdista y concienciada para la lucha. Sabrá usted entonces que esta huelga está también convocada por CGT y el sindicalismo alternativo (COBAS, Sindicato Andaluz de Trabajadores, Sindicato Unitario, Alternativa Sindical de Trabajadores, Plataforma Sindical,... Esos sindicatos no son precisamente unos privilegiados. En todo caso, esta no es una Huelga General ni siquiera sindical. Es una huelga de toda la clase trabajadora, por sus derechos, su dignidad y su supervivencia material.

En otros países europeos llevan muchas huelgas y no han podido tirar abajo las leyes antitrabajadores: Cierto pero esta no es una lucha clásica de los trabajadores. Se produce en un contexto de crisis económica estructural, aguda, profunda y larga del capitalismo. Su estrategia es largo plazo. Pretende acabar con todos los derechos históricos adquiridos por los trabajadores a lo largo de más de un siglo (protección ante el paro, condiciones dignas de trabajo, salario justo, pensiones, sistema público de salud,...) para recuperar sus beneficios a nuestra costa. Sólo una lucha a escala europea (la Confederación Europea de Sindicatos ha llamado a una movilización en toda Europa el día 29 de Septiembre), incluso mundial, porque la crisis lo es, y sostenida en el tiempo puede tener oportunidad de parar los golpes, recuperar la iniciativa que los trabajadores no hemos tenido en estos años de la crisis y cambiar las políticas de los gobiernos, doblando, a su vez, el brazo a los empresarios. El día 29-S no se acaba nada. Empieza todo.

Cuando pase la crisis se recuperarán los derechos ahora perdidos: Nada más falso. La estrategia de salida de la crisis por parte de las grandes empresas y la banca pasa por crecer a nuestra costa y abrir nuevas áreas de negocio dónde ahora estábamos protegidos por lo público (privatizaciones de la sanidad, la enseñanza, las pensiones, las Cajas de Ahorros,...). Si no luchamos, nada será igual a como fue hasta ahora. Ya no lo está siendo y lo estamos permitiendo al no luchar.

A nosotros no nos afectará. En todo caso, a nuestros hijos: En España el paro juvenil alcanza el 40% ahora pero el global supera el 20% y está plagado de hombres y mujeres de más de 40 y 50 años. No afectará a los jóvenes mañana, como posibilidad. Nos afecta a todas las generaciones ahora como realidad. Y el recorte de protección sanitaria, el agotamiento de los períodos de cobertura del desempleo, los desahucios de viviendas se están dando ya.

Yo quisiera ir a la huelga pero temo perder mi empleo o que me descuenten el salario del día trabajado si voy a ella: lo que usted perderá si no lucha es mucho más. Ahora mismo hay un espejismo de recuperación leve que se agotará en los próximos meses, acentuándose la crisis, las políticas de austeridad, los recortes sociales y el paro. Los “expertos del FMI, del Banco Central Europeo, del Tesoro de Estados Unidos admiten que la economía se está frenando de nuevo. En sus manos está practicar la política del avestruz, salvar “su” situación personal el 29-S y sucumbir dentro de unos meses o contribuir a demostrar al gobierno, la banca y las empresas que no vamos a permitir que nos sigan aplastando y que tendrán que frenar sus políticas antisociales.

La huelga no sirve porque la crisis es muy profunda y no hay salida: Sí, la crisis es muy profunda y lo será mucho más pero no nos afecta a todos por igual. Esta es una crisis en la que los ricos se hacen más ricos, los trabajadores se hacen más pobres y las clases medias están en proceso de irse extinguiendo. En España hay ahora 16.000 ricos más que en 2009 con un patrimonio superior a los 800.000 euros. A ellos no se les grava con impuestos, se les permite vivir sin aportar su solidaridad con los que menos tienen. Y Santander, Telefónica, Endesa y BBVA durante el primer trimestre del año 2010 obtuvieron un beneficio superior a todo el ahorro previsto para este año con el ajuste anunciado por el Gobierno español. No falta el dinero. Lo que falla es redistribución social. Esta crisis la estamos pagando los trabajadores y las familias principalmente.

Ésta es una huelga política (argumento de los señores de derechas). Por supuesto. Es una política determinada de un gobierno, secretamente deseada por la oposición mayoritaria y al dictado de los intereses de quienes desean que no nos metamos en política (los privilegiados) porque para decidir la que ha de hacerse ya están ellos. Sólo que sus políticas nos afectan directamente a la gran mayoría de la sociedad y es lógico que algo tengamos que decir al respecto. E incluso que nos neguemos a que pretendan imponernos sus privilegios contra nuestros derechos.

http://www.agitacion.org/diario/index.php?option=com_content&view=article&id=470%3Adesmontando-excusas-para-ser-un-esquirol-el-29-s-&catid=51%3Aespecial&Itemid=69

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Manifiesto "Hay motivos, hay huelga general"

Ante las medidas de abierto perfil antisocial que el Gobierno español aprobará en el Consejo de Ministros del próximo viernes 21 de mayo, los/as trabajadores/as de toda clase que vamos a ver recortados nuestros derechos laborales hacemos un llamamiento a la sociedad española en su conjunto para que transforme su descontento con estas medidas en una respuesta contundente al Gobierno en forma de huelga general, para la que consideramos que existen motivos más que suficientes:

  • el derecho al trabajo, recogido en la Constitución española, está siendo negado actualmente a un número total de 5.558.111 personas (datos del mes de abril del Ministerio de Trabajo);
  • ninguna de las medidas impuestas por el Gobierno español van encaminadas a la creación de empleo ni a la mejora de las condiciones laborales de las/os trabajadoras/es;
  • la drástica reducción en la oferta de empleo público no obedece a ningún objetivo de convergencia europea, pues el porcentaje de empleo público en el Estado español es del 9,5%, tan sólo superior al de Austria, Italia y Portugal, y muy por debajo del 21% de Suecia;
  • la disminución de un 5% este año, y la posterior congelación, del sueldo de los funcionarios incumple unilateralmente el Acuerdo para la Función Pública 2010-2012, firmado por el Gobierno y los sindicatos UGT, CC.OO. y CSI-CSIF que contempla una subida salarial del 0,3% y el mantenimiento del poder adquisitivo en 2012;
  • el índice de población en riesgo de pobreza es del 20%, tan sólo por detrás de Letonia, según el informe de Protección e Integración Social, publicado en 2009 por la Comisión Europea con datos de 2007;
  • la congelación de las pensiones contributivas incumple los acuerdos del Pacto de Toledo, que obligan al Gobierno a tomar cualquier tipo de medida sobre las mismas mediante consenso;

Además de lo expuesto anteriormente, el 'esfuerzo nacional' al que nos llama el Gobierno es soportado sólo por la clase trabajadora del Estado español, mientras a las clases adineradas, que también forman parte de este país, no se les exige ningún sacrificio: ni recuperación del impuesto del patrimonio, ni mayor gravación fiscal para las SICAVs, etc.

Por último, la eliminación de algunas prestaciones como el denominado 'cheque bebé' no tiene en cuenta el nivel de renta de los/as beneficiarios/as, a lo que hay que unir la ya próxima subida del IVA que también afectará a todas/os las/os ciudadanas/os independientemente de su situación económica.

La mayoría social de este país no puede seguir siendo la mayoría silenciosa que pague un precio muy alto por una salida de derechas a esta crisis. De ella o salimos todas/os sin recortes de derechos o no saldrá nadie.

Por una salida social a la crisis, contra un recorte del déficit que se traduce en un recorte de los derechos laborales y sociales recogidos en la Constitución. Por todo ello,


"Hay motivos, hay huelga general"

Clicka AQUÍ para firmar el manifiesto.

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